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Historia y patrimonio de Mallorca: un viaje a través del tiempo
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Historia y patrimonio de Mallorca: un viaje a través del tiempo
octubre 15 2025
Cultura y Gastronomía 
Mallorca es mucho más que calas escondidas y buen clima. La isla guarda siglos de historia en sus piedras, caminos y costumbres. Desde Reverence Hotels te invitamos a descubrir la otra cara de la isla: su alma más profunda, tejida a lo largo de milenios. Este recorrido por la historia de Mallorca y su patrimonio cultural es ideal para quienes desean conectar con el pasado mientras disfrutan del presente.
Todo ello cerca de nuestros hoteles como Reverence Mare en Palmanova, Reverence Life en Santa Ponsa y los Apartamentos Casa Vida también en Santa Ponsa ambas ubicaciones pertenecientes al municipio de Calvià.
Un legado que comienza en la prehistoria
Los primeros pobladores dejaron su huella hace más de 3.000 años. Las construcciones megalíticas como los talayots, taulas y navetas son algunos de los testimonios más antiguos y enigmáticos de los sitios arqueológicos de Mallorca. El yacimiento de Ses Païsses, en Artà, o el poblado talayótico de Capocorb Vell, en Llucmajor, permiten imaginar cómo vivían aquellas comunidades ancestrales, entre ritos, piedras ciclópeas y estructuras defensivas.
Época romana y huella bizantina
La isla fue conquistada por el Imperio romano en el año 123 a.C. y rebautizada como Balearis Major. De esa etapa aún pueden visitarse restos como el teatro romano de Pollentia, en Alcúdia, o los vestigios de antiguas villas rurales dispersas por la isla. Más tarde, la influencia bizantina dejó su sello en pequeñas basílicas rurales, como la de Son Peretó, en Manacor.
Mallorca islámica: Al-Andalus en el Mediterráneo
Entre los siglos X y XIII, Mallorca formó parte del mundo islámico. Fue un tiempo de florecimiento agrícola y cultural. Aunque muchos vestigios fueron destruidos tras la conquista cristiana, aún se conservan elementos clave, como los como Baños Árabes de Palma, un oasis de silencio y belleza escondido en el casco antiguo, y el trazado irregular de algunas calles del centro histórico.
Conquista cristiana y esplendor gótico
En 1229, el rey Jaume I conquistó la isla para la Corona de Aragón, marcando el inicio de una nueva era. De este periodo surgieron algunos de los monumentos más importantes del patrimonio cultural de Mallorca, como la Catedral de Palma , el Castillo de Bellver y el Palacio de la Almudaina. La arquitectura gótica, austera y majestuosa, sigue definiendo el perfil de la capital.
Museos en Mallorca: custodios de la memoria
La isla cuenta con una valiosa red de museos que permiten comprender mejor su compleja historia. Algunos imprescindibles son:
• El Museu de Mallorca, ubicado en un antiguo palacio barroco en Palma, con colecciones arqueológicas, etnológicas y artísticas.
• El Museu Es Baluard, dedicado al arte moderno y contemporáneo, situado sobre las murallas renacentistas.
• La Fundació Pilar i Miró Mallorca, que conserva los talleres y obras del artista en un entorno íntimo y creativo.
• El Museo Histórico de Manacor, con piezas romanas y talayóticas.
• Y pequeñas joyas locales como el Museu Parroquial de Muro o el Museu de Pollença.
Rutas, pueblos y tradición viva
Más allá de los edificios monumentales, la historia de Mallorca también se vive paseando por sus pueblos. Calles empedradas, iglesias góticas, casas señoriales y fiestas tradicionales mantienen viva la identidad de la isla. En lugares como Sóller, Artà, Alcúdia o Valldemossa, cada rincón cuenta algo.
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Un legado que comienza en la prehistoria
Los primeros pobladores dejaron su huella hace más de 3.000 años. Las construcciones megalíticas como los talayots, taulas y navetas son algunos de los testimonios más antiguos y enigmáticos de los sitios arqueológicos de Mallorca. El yacimiento de Ses Païsses, en Artà, o el poblado talayótico de Capocorb Vell, en Llucmajor, permiten imaginar cómo vivían aquellas comunidades ancestrales, entre ritos, piedras ciclópeas y estructuras defensivas.
Época romana y huella bizantina
La isla fue conquistada por el Imperio romano en el año 123 a.C. y rebautizada como Balearis Major. De esa etapa aún pueden visitarse restos como el teatro romano de Pollentia, en Alcúdia, o los vestigios de antiguas villas rurales dispersas por la isla. Más tarde, la influencia bizantina dejó su sello en pequeñas basílicas rurales, como la de Son Peretó, en Manacor.
Mallorca islámica: Al-Andalus en el Mediterráneo
Entre los siglos X y XIII, Mallorca formó parte del mundo islámico. Fue un tiempo de florecimiento agrícola y cultural. Aunque muchos vestigios fueron destruidos tras la conquista cristiana, aún se conservan elementos clave, como los como Baños Árabes de Palma, un oasis de silencio y belleza escondido en el casco antiguo, y el trazado irregular de algunas calles del centro histórico.
Conquista cristiana y esplendor gótico
En 1229, el rey Jaume I conquistó la isla para la Corona de Aragón, marcando el inicio de una nueva era. De este periodo surgieron algunos de los monumentos más importantes del patrimonio cultural de Mallorca, como la Catedral de Palma , el Castillo de Bellver y el Palacio de la Almudaina. La arquitectura gótica, austera y majestuosa, sigue definiendo el perfil de la capital.
Museos en Mallorca: custodios de la memoria
La isla cuenta con una valiosa red de museos que permiten comprender mejor su compleja historia. Algunos imprescindibles son:
• El Museu de Mallorca, ubicado en un antiguo palacio barroco en Palma, con colecciones arqueológicas, etnológicas y artísticas.
• El Museu Es Baluard, dedicado al arte moderno y contemporáneo, situado sobre las murallas renacentistas.
• La Fundació Pilar i Miró Mallorca, que conserva los talleres y obras del artista en un entorno íntimo y creativo.
• El Museo Histórico de Manacor, con piezas romanas y talayóticas.
• Y pequeñas joyas locales como el Museu Parroquial de Muro o el Museu de Pollença.
Rutas, pueblos y tradición viva
Más allá de los edificios monumentales, la historia de Mallorca también se vive paseando por sus pueblos. Calles empedradas, iglesias góticas, casas señoriales y fiestas tradicionales mantienen viva la identidad de la isla. En lugares como Sóller, Artà, Alcúdia o Valldemossa, cada rincón cuenta algo.
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